Soñar no cuesta nada y siempre me han encantado las historias de estos amores apasionados, locos y con finales trágicos o de cuento.
Hay algo que se nos mueve al conocer estos personajes porque encontramos que reflejan algo de nosotros mismos en ellos, porque nos alegramos por sus inicios y lloramos con sus finales.
Cinco amores, cinco adioses. Historias para no olvidar.
Serge Gainsbourg y Jane Birkin
Serge Gainsbourg era uno de los hombres más deseados de su época. Había estado con Brigitte Bardot y Elisabeth Levistky. El atractivo de este francés no residía precisamente en su belleza -de hecho llego a decir “Soy tan feo que quien me ve una vez no se olvida de mí”- sino en su inteligencia. Desde pequeño comenzó a tocar el piano en bares de jazz y se hizo poeta. Genio incomprendido y enamoradizo, que revoloteo de relación en relación hasta que conoció a la inglesa Jane Birkin. Jane y Serge escandalizaron a su generación.
Su complicidad, química, devoción mutua y creatividad los hace una de mis parejas favoritas, aunque el triste final –Jane lo decide divorciarse luego de 13 años en los que soportó todas sus borracheras y excesos- la historia queda intacta. Ambos continuaron cantando juntos hasta la muerte de Serge. En esta entrevista Birkin confiesa lo bien que se sintió ser “amada por un hombre para lo bueno y para lo malo”.
https://www.youtube.com/watch?v=1L-GD2ZvNv4#t=331
https://www.youtube.com/watch?t=218&v=OwA4oTkbmZY
Ava Gardner y Frank Sinatra
La primera vez que Frank Sinatra vio en persona a Ava Gardner fue en 1942, cuando ella estaba casada con Mickey Rooney. Sinatra estaba en lo más alto de su carrera como cantante y Ava, está comenzando la suya como actriz. Lo que le dijo Sinatra al conocerla fue: “¿Por qué no te conocí antes que Mickey? Ahora estarías casada conmigo”. Años después se haría realidad.
Tras divorciarse de Mickey y de otro matrimonio fallido, Ava coincide con Frank Sinatra en varias fiestas y comienzan a salir aunque él está casado. Hemingway llama a Ava “el animal más hermoso del mundo” y ella está en el mejor momento de su carrera, mientras que él no. Cuando finalmente él se divorcia y se casan, su matrimonio es una espiral de celos, ira y violencia. Ella decide poner tierra de por medio y se va a España, a donde su marido la sigue, pero un inminente divorcio llega en 1957. Frank Sinatra continuó enamorado mucho tiempo después de divorciarse.
" Me casé con tres hombres atractivos, de mucho talento, que sabían fascinar a las damas. Supongo que ellos podrían decir lo mismo de mí. Pero teniendo en cuenta que entre mis tres maridos han reunido una colección de veinte esposas, no creo todo fuera culpa mía ", afirmó Ava.
A diferencia de Frank Sinatra que lo hizo en dos ocasiones más, Ava Gardner nunca volvió a casarse y se dicen que durante su retiro en Londres hasta su muerte, siempre escuchaba los discos de Frank.
Zelda y Scott
El autor del Gran Gatsby tuvo un gran amor en su vida: Zelda, una mujer rebelde y moderna, fiel exponente de lo que en los años veinte se llamó la “vida desenfadada”. Su vida juntos estuvo llena de viajes, literatura, fiestas, problemas financieros y también alcohol. A pesar de todos sus altibajos fue un amor único, inolvidable: ella inspiraría algunas de sus obras como “Suave es la noche”.
Zelda, quien murió en el incendio del hospital psiquiátrico de Highland, en Aheville, en Carolina del Norte, diagnosticada, de "esquizofrenia", bailó, escribió, pintó, bebió, experimentó y jamás dejó de amar a Scott.
Tras su muerte él se volvió a casar, pero siempre siguió recordando a su Zelda. El gran escritor moriría en 1940 de un ataque al corazón.
Esto era lo que en unas bellísimas cartas le escribió Zelda (quien también fue una gran escritora) a su amor desde el hospital.
Eres mi tesoro querido y amado y te quiero muchísimo. Piensa en mí. Si mi habitación te parece tan vacía como a mí la tuya cuando no estabas, te encontrarás viviendo en un sueño etéreo, como si hubiese un velo entre la realidad y tú. Te quiero, D.O.
Salvador Dalí y Gala
Una tarde de verano de 1929 Dalí conoció a Gala. EL tenía 25 años y ella 10 años más que él. «La pasión por Gala fue instantánea [...] fue un amor completo, intenso y duradero», explicaba Dalí. Él encontró un espíritu libre, vitalista, hedonista a quien amó hasta el final.
Por eso la pintó una y otra vez. Además, a partir de 1950 el artista la incluyó en su rúbrica. «Firmando mis obras como Gala-Dalí no hago más que dar nombre a una verdad existencial, porque no existiría sin mi gemela Gala».
a una verdad existencial, porque no existiría sin mi gemela Gala».
No se sabe si fue igual de correspondido. Ella afirmó alguna vez: «Me importa poco si Dalí me ama o no. Personalmente yo no amo a nadie», dejó escrito ella, que tuvo amantes mientras estuvo con Dalí.
En 1968, Dalí compró para ella el castillo de Púbol (para entrar, él tenía que solicitar permiso previo y por escrito a su esposa). Tras la muerte de Gala, él se abandonó y sufrió una fuerte depresión.
Gabriela Mistral y Doris Dana
La Premio Nobel de Literatura chilena Gabriela Mistral tuvo un vínculo importante (que aún hoy es debatido) con la estadounidense Doris Dana, quien fue su secretaria y luego su heredera. Hace poco se conocieron las cartas que se ocultaron por 50 años y dejan la huella de un profundo amor.
Dana era 30 años más joven. Gabriela le escribía: "Tú no me conoces todavía bien, mi amor. Tú ignoras la profundidad de mi vínculo contigo. Dame tiempo, dámelo, para hacerte un poco feliz. Tenme paciencia, espera a ver y a oír lo que tú eres para mí". A su vez Dana le respondía: "Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento y lluvia, puedan abrazarte y besarte para mí".
"Tal vez fue una locura muy grande entrar en esta pasión. Cuando examino los primeros hechos, yo sé que la culpa fue enteramente mía", le escribía Mistral. Mistral murió en Nueva York, junto a Dana. La incertidumbre sobre su relación queda abierta, pero de que fue un bello amor, de eso no hay duda.